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EL AULA DE LOS NIÑOS SORDOS DE ALEXANDER GRAHAM BELL
“A finales del siglo XIX, Alexander Graham Bell, conocido principalmente por inventar el teléfono, tenía otra gran pasión: la educación de los niños sordos. En 1872, Bell fundó una escuela en Boston para enseñar a niños sordos a hablar y leer los labios. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que el entorno arquitectónico y físico del aula tenía un impacto significativo en el aprendizaje de sus estudiantes.
Bell se percató de que el ruido ambiental y la reverberación dentro de los espacios tradicionales de enseñanza dificultaban que los niños sordos se concentraran en los sonidos que intentaban aprender. Para mitigar este problema, diseñó un aula innovadora: una habitación circular con paredes y techos inclinados hacia el centro, con materiales que absorbían el sonido en lugar de reflejarlo. Este diseño minimizaba el eco y los ruidos externos, creando un ambiente mucho más silencioso y adecuado para el aprendizaje auditivo. El aula también incluía grandes ventanas para permitir la entrada de luz natural, lo que mejoraba la visibilidad para la lectura de labios, y una disposición en círculo de las sillas para facilitar la interacción entre los estudiantes y el maestro, algo vital para los niños sordos que dependían del contacto visual.
Este diseño no solo ayudó a mejorar el aprendizaje de los estudiantes de Bell, sino que también influyó en la forma en que se pensaba la arquitectura educativa para personas con discapacidades auditivas. La idea de que la arquitectura debe adaptarse a las necesidades del alumnado se extendió a otros ámbitos educativos, sentando un precedente para las futuras adaptaciones inclusivas en el diseño de espacios de aprendizaje”.
El bienestar acústico y lumínico son esenciales para garantizar un ambiente propicio para el aprendizaje y el bienestar general del alumnado. Un estudio realizado desde la Universidad de Salford ha demostrado que las condiciones acústicas adecuadas no solo mejoran la capacidad de concentración, sino que también impactan directamente en el rendimiento académico y el bienestar psicológico del alumnado. En Espacios Maestros, personalizamos soluciones acústicas para cada proyecto, asegurando que el sonido en las aulas se controle cuidadosamente para minimizar las distracciones y
crear un entorno sonoro adecuado, lo cual es especialmente relevante para estudiantes con necesidades educativas especiales.
Sin olvidar tampoco el papel fundamental que juega la luz natural. Según la investigación del Proyecto HEAD, las aulas que presentan una buena iluminación natural no solo promueven un mejor rendimiento en lectura y matemáticas, sino que también favorecen un bienestar emocional más estable, reduciendo el estrés y la ansiedad . Por eso, en nuestros diseños integramos grandes ventanales, lucernarios y una orientación estratégica de las edificaciones que maximizan la entrada de luz natural, siempre que el proyecto lo permite. Esta atención a la iluminación natural y al control acústico es clave para crear espacios educativos donde el alumnado puede desarrollarse plenamente en un entorno colaborativo y saludable.
Jose Picó
Humanista y arquitecto.
*Imagen de portada generada desde Espacios Maestros a través de la colaboración entre humanos e inteligencia artificial.
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